viernes, 29 de mayo de 2009

Tres siglos de oscuridad


La iglesia quiere pasar a la historia como la gran catequizadora  y divulgadora del evangelio-en México-. No quiere que se le reconozca como la institución maldita que derrocó  gobiernos, que dio golpes de Estados, que financió revoluciones  y guerras civiles en contra de los gobiernos liberales cuando éstos apuntaban a los bienes del clero.

        Francisco Martín Moreno. Autor de “México ante Dios”

El día sábado 13 de mayo del año de 1524, pisaron la tierra mexicana, llamada Nueva España, 12 misioneros franciscanos en respuesta a la solicitud del conquistador Hernán Cortés que había pedido a la corona española sacerdotes para catequizar a sus nuevos súbditos. La orden franciscana hacía votos de pobreza y trataba de vivir de acuerdo al modelo de su fundador; no así el resto de los frailes  y sacerdotes que les siguieron cuyo principal objetivo no era catequizar sino medrar con la riqueza de ésta tierra y el trabajo de sus habitantes.  Oficialmente la edad Media termina con el descubrimiento de América y la invención de la imprenta de Gutenberg; eso es válido para Europa. La iglesia y la corona española en conjunto importaron a la Nueva España; el oscurantismo, la cerrazón intelectual, el modelo económico feudalista y en general la ignorancia, la teocracia, y la superstición  de la que estaba despertando el resto del mundo.

 Ciertamente los sacerdotes fundaron algunas escuelas y universidades logrando alfabetizar después de trescientos años al ocho por ciento de la población de las colonias –¡el 8%!-. Esta gente "educada" era un depósito de saber dogmático y ejercía su conocimiento en la administración de los bienes de la iglesia. 

Poco antes de la conquista; Lutero había roto con Roma y había establecido  que la salvación era posible  leyendo la Biblia e interpretándola en lo individual sin la mediación de un sacerdote .  Esta simple declaración estimuló  a que los ciudadanos de los países protestantes tuvieran la obligación moral de aprender a leer.  Un hombre educado que lee no es fácilmente manipulable, y eso lo sabía la Iglesia muy bien, de allí su necesidad de dosificar la educación en las colonias.

En los siguientes 300 años que corresponden a la llamada época de la colonia la Iglesia Católica se apoderó del sesenta y cinco por ciento de la propiedad inmobiliaria, creó su propio sistema bancario; los Juzgados de Testamentos, Capellanías y Obras Pías donde imponía intereses, se benefició de diezmos obligatorios; el cobro por ceremonias y las herencias de la gente que amenazaban con el castigo eterno. Tenía su propia policía y el tribunal del Santo Oficio –Inquisición- para juzgar, condenar y ejecutar a discreción al que se le opusiera, en cambio gozaban de fueros especiales para evadirse de los juzgados civiles. 

- La imagen es el escudo del Santo Oficio en cuyo borde está escrito Salmo 73; del mismo se extrae el siguiente versículo.

Por tanto, la soberbia les sirve de collar; 
y la violencia, como un manto, los envuelve.


 

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