miércoles, 27 de mayo de 2009

La Guerra Santa


Extra Ecclesiam nulla salus "Fuera de la Iglesia no hay salvación". Bonifacio VIII 1302

Entre 1926 y 1929 se dieron en México levantamientos armados en algunas zonas del país. Los insurgentes luchaban por reivindicar los derechos de la Iglesia Católica como respuesta a un endurecimiento por parte del gobierno en cuanto a la autorización de expresar el culto públicamente, conservar propiedades inmobiliarias y acreditar sacerdotes para ejercer, entre otros privilegios, que si bien no estaban contemplados por las leyes desde el siglo anterior; se habían mantenido como un acuerdo tácito.

La Iglesia Católica se sintió especialmente agredida por ser la más difundida y la que más se veía afectada en sus privilegios, se llegó al extremo de solicitar que los sacerdotes debían ser casados para poder oficiar misa, cosa que se interpretó como un ataque directo a la curia.

Las negociaciones entre partes se endurecieron lo que motivo a algunos grupos a tomar las armas, nutridos principalmente por campesinos de zonas en las que la Iglesia tenía gran influencia, en otras palabras fue un fenómeno no urbano. La jerarquía católica es decir, los obispos y delegados papales aparentemente se desligaron del movimiento, aunque algunos sacerdotes si participaron con recursos, e inclusive con su presencia en el alzamiento.

Una de las razones por las que se dificulta evaluar esta parte de la historia mexicana es que lo documentos y registros  fueron  borrados en lo posible porque el país estaba asimilando las consecuencias de una guerra civil; la Revolución Mexicana, y algunos sectores progresistas –encargados de contabilizar los hechos- veían en el catolicismo un sinónimo de espíritu antirrevolucionario; un lastre para lograr la modernidad anhelada o para cualquier cambio aperturista.

Por otro lado esta suerte de doctrina cristiana invertida en la que era viable matar en el nombre de la religión no era adecuada a los nuevos tiempos a los que se trataba de adaptar la jerarquía católica.

Aquí se puede encontrar claramente un ejemplo de represión institucional y es interesante apreciar como al elegir unos sucesos y desestimar otros una cultura dictamina como desea contemplarse en el espejo de la historia.

El hecho de que la Cristiada, que es como se le llamó al movimiento, no tenga carta cabal de identidad en los registros, no implica que haya desaparecido de la memoria de los mexicanos, especialmente de las zonas afectadas. Todo lo contrario ayudó a configurar en el imaginario de los participantes y sus herederos toda una suerte de cosmología acerca de la lucha entre el bien y el mal. Dios, Cristo, La virgen María y la Iglesia Católica contra El diablo, los comunistas, los Masones, los judíos y el Estado Mexicano. Un universo de blanco y negro; la visión apocaliptica de un mundo maldito que debe incendiarse para que de sus cenizas brote el definitivo, un mundo feliz y en armonía.

La guerra santa, los soldados de Dios, la instauración del Reino de Dios en la tierra, pueden parecer oximorones, lo son de hecho, pero son el intento de conceptualizar el enfrentamiento del laicismo contra la religión en una época en que las fronteras eran indefinidas, difusas.

Esta entrada sirve para resaltar lo siguiente.

-El movimiento Cristero corrió en paralelo con la estructura católica. Los laicos que participaron lo hicieron con la bendición de solo una parte del clero, esto motivo que desde ese momento, se formaran grupos que ya no necesitaron que les marcaran el camino a tomar lo que produjo que se independizaran del sentir de la jerarquía católica, aunque es cierto que no hubo un rompimiento con ésta.

-La memoria histórica del hecho –los documentos- fue borrada, pero no así la memoria de los hombres. Esto ayudó a conformar -como un río subterráneo-, en ciertos grupos involucrados, una visión del universo en la que bien y mal se enfrentaban a muerte en una lucha que aún continua.

-Si bien la rebelión fue aplastada, fue el semillero de los movimientos de derecha que a partir de allí, se encuentran presentes en la historia de México y nutren a los grupos que de unos veinte años a la fecha luchan por incrustarse en el Estado Mexicano para imponernos su manera de ver al mundo.

Son el antecedente de la ultraderecha en México.

No hay comentarios:

Publicar un comentario